Una vieja rivalidad, la presente, y un nuevo samoano
- Luchitas
- 11 may
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Al contrario de lo que promulgaban las fuentes más acreditadas de la WWE, Backlash 2025 abrió la cartelera con la amenaza de cuatro esquinas por el Campeonato de los Estados Unidos, en lugar de la contienda por el Campeonato Intercontinental, como se esperaba.
El US Championship se vendía sólo. La revancha de WrestleMania con LA Knight (YEAH) como la principal amenaza de un Jacob Fatu que está cada vez más over, con una storyline activa donde no sólo se presenta como un candidato más allá de la midcard, sino dentro de The Bloodline, donde las tensiones con Solo Sikoa se acrecientan semana tras semana.
En las otras dos esquinas, dos viejos conocidos. Una rivalidad que ya cumple más de un año y que por status de los luchadores y precedentes entre ellos genera la dopamina preferida de Paul Levesque: Las reacciones. Y no es para menos, porque si bien es cierto que la resolución de la rivalidad entre Drew McIntyre y Damian Priest en Money In The Bank 2024 no fue del agrado de todos (aunque sirvió para construir una más que decente saga del escocés contra CM Punk), son feudos que quedan en el imaginario de la fanaticada, y que jamás se pueden dar por concluidos. Se odian, lo demuestran, lo expresan, y transforman ese odio en grandes momentos.
Más allá de rivalidades o tensiones existentes entre los cuatro luchadores, cabe destacar que estábamos ante un combate de altas cotas pese a estar en juego un título de la cartelera midcard. Cuatro luchadores que en cualquier momento podrían empezar a mirar más alto, y que hasta no hace tanto tiempo, ponían su físico en juego para disputar los cinturones maincard.
El combate fue un opener no digno, dignísimo, un combate que bien podría haber sido pre main event. Tuvo de todo: rivalidad, rencillas pasadas, spots bien ejecutados, festival de finishers, pelea entre el público, y el público local cantando “We Want Tables” a los cinco minutos de sonar la campana. La originalidad del público estadounidense saliendo a relucir una vez más.
Si tuviéramos que destacar tres momentos claves, diríamos: la lluvia de finishers, la chokeslam de Priest al Papucho en la grada, y la intervención final de Solo Sikoa y el samoano misterioso.
Comencemos por el spot de Priest y McIntyre. ¿No querían mesas? Pues toma dos tazas. El Gothic Undertaker y el Escocés iniciaron hostilidades entre el público hasta llegar a una plataforma elevada que ya vaticinaba el desenlace: Un devastador spot en el que ambos luchadores quedaron fuera de combate para dar pie al desenlace de la contienda. Y casi literalmente, ya que Drew golpeó con su cabeza en suelo firme, pero tal como confirmó Levesque en la rueda de prensa posterior “Le hemos observado y Drew está bien”.
En el ring, la resolución prometía resolver la revancha de WrestleMania. Con Fatu tendido sobre la mesa de comentaristas, LA Knight se disponía a volar desde lo alto del esquinero. Se disponía, ya que Solo Sikoa retiró a su primo-hermano-primo segundo-lo que sea de la mesa. En el momento que Knight bajó a hacer frente al mafioso samoano, una figura aparece para atacarlo.

“¡Zilla Fatu!”, grito. “No, no, es Hikuleo” dijo Alberto. “Es Jeff Cobb, no tenéis ni idea” dijo Diego. Y con razón. ¿Cuántos samoanos hay? ¿Cuántos quedan por aparecer? Ah, espérate. Es que no es samoano, es hawaiano. Bueno, como decir que eres de Pinto o de Valdemoro. Disculpad a este escritor, pero con tanta Bloodline esparcida por las diferentes empresas a uno ya se le hace complicado saber quién interviene cada vez. El denominado “agente libre más cotizado del mundo” hacía su aparición en WWE tras abandonar AEW en 2024 y su paso por NJPW.
Tras la intervención del nonagésimo primo relativo de los Usos y una bellísima Swanton Bomb, Fatu retenía el campeonato por conteo de tres sobre LA Knight, no sin antes matar con la mirada a sus dos ¿primos? Como decía Don Héctor del Mar, QEPD “Si las miradas matasen, habría que llamar a una ambulancia”. Y con más razón viniendo de Fatu.
En resumen, un combate muy potente para abrir el evento, una rivalidad entre Priest y Damian que apunta a duradera y recordada, y la primera intervención de la noche (si, la primera de muchísimas) que suma otro samoano a la Pokédex.
Para finalizar, si algún alma caritativa nos envía un mapa actualizado de la Bloodline, sería bastante ayuda, para evitar más confusiones. Gracias.







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